El cielu por asaltu

Recuperar la dignidá, recuperar la llucha. Documentos pa la hestoria del movimientu obreru y la clase obrera n'Asturies.

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domingo, septiembre 30, 2007

La batalla de Asturias

Este excelente libro era necesario. Nos referimos a «La batalla del oriente de Asturias», de Luis Aurelio González Prieto, un libro de historia de próxima publicación. Un libro necesario por varias razones. Y la primera de ellas es de justicia: la batalla del oriente de Asturias ha quedado en la historia de la guerra como un hecho de trascendencia limitada, pese a la importancia que tuvo en realidad. La resistencia de las tropas leales a la República en Asturias se convirtió en inútil debido a los fallos generalizados de la estrategia republicana y, sobre todo, por la auténtica traición de los nacionalistas vascos a la causa que defendían las tropas del Norte.

La historiografía franquista no fue piadosa con las tropas asturianas. Tampoco la historiografía nacionalista vasca. Desde luego, por lo que se refiere a las acciones de la retaguardia. Pero su reconocimiento franquista de que la lucha en Asturias fue difícil, tremendamente dura, tiende más a exaltar los méritos propios que las capacidades ajenas. Los audaces asaltos de las brigadas navarras a las posiciones defendidas por socialistas, anarquistas y comunistas asturianos están, en sus relatos, repletos de detalles de coraje y sacrificio, lo que no deja de contener elementos reales, pero olvida que esos asaltos iban precedidos siempre de una superioridad en armamento, en artillería y en aviación que dejaba las posiciones defensivas machacadas y repletas de sangre antes de que los asaltantes se echaran a tomar las trincheras.

La campaña del oriente de Asturias, como ya digo, comienza con una traición, que es su prólogo. La entrega de los batallones nacionalistas vascos a las tropas italianas en Santoña. Cuarenta mil combatientes republicanos causaron baja en la defensa del Norte cuando se consumó la traición. Muchos vascos, es de decencia recordarlo, de filiación comunista, socialista y anarquista, permanecieron fieles a la República, pero el grueso del contingente que tuvo que encarar la resistencia era asturiano.

La defensa del frente oriental estaba condicionada por un hecho: la precariedad del armamento y la escasez de suministros. No había fusiles para todos los combatientes, no había apenas artillería, no había aviones. Ningún avión. El optimismo con que el general franquista afrontaba la ofensiva estaba justificado. Sus tropas estaban bien dotadas del armamento más moderno de la época. Buena artillería, sobre todo la aportada por la Legión Cóndor alemana; buenos aviones de caza y bombardeo, de las últimas generaciones producidas por las factorías de Italia y Alemania. Y, por supuesto, una tropa aguerrida, sedienta de victorias después de su arrollador paso por las tierras de Santander.

Sin embargo, el optimismo de los franquistas se vio pronto defraudado por los hechos. Durante semanas sus tropas repletas de optimismo se toparon con una resistencia feroz, apoyada en la abrupta geografía de la sierra de Cuera, pero, sobre todo, en la firmeza de los combatientes republicanos, que se negaban a ceder terreno pese a los salvajes bombardeos a que eran sometidas sus posiciones. Cuando un combatiente caía había otro detrás que recogía su fusil y ponía su pecho ante las balas y la metralla.

Fueron semanas de una épica extraordinaria. Con un resultado final que estaba cantado, pero que no fue del todo inútil para la causa republicana. Esa resistencia alargó la posibilidad de la resistencia general del Ejército popular y se pudo aprovechar para reorganizar y rearmar al Ejército del Centro.

La resistencia asturiana dio un plazo de varias semanas a Rojo para montar su ofensiva sobre Teruel, lo que impidió la nueva ofensiva de Franco contra Madrid. Durante varios meses la guerra estuvo sin decidir, porque Asturias colaboró de una forma fundamental en que la estrategia republicana de resistir hasta que se desatara la guerra europea estuviera muy cerca de obtener un resultado positivo.

A Asturias la dejaron sola los nacionalistas vascos y le dio la puntilla la actitud entreguista de los gobiernos conservadores ingleses, que mantuvieron con celo la política de no intervención favorecedora en exclusiva de las políticas alemana e italiana en España.

No fue una resistencia estéril. Por lo menos, no fue una resistencia más estéril que la de la República en su conjunto. Después de la derrota, muchos de los hombres que habían defendido el Mazuco continuaron la lucha en el Ebro o en Cataluña.

En este libro se cuenta aquello con una erudición y una capacidad de análisis notables. Bienvenido.

Jorge M. Reverte


Publicado en: La Nueva España, 10 de agosto de 2007.
Fuente: La Nueva España.

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jueves, septiembre 27, 2007

Los desmantelamientos, grave amenaza para la cuenca del Nalón

Una vez más, la cuenca del Nalón vuelve a ser noticia. Y vuelve a ser noticia por partida doble. No cabe mayor desesperanza para las gentes de esta laboriosa cuenca de la región asturiana. Sus males no parecen tener fin. Día tras día ven agravarse sus preocupaciones, bajo el terrible azote de los desmantelamientos. De los desmantelamientos y del dislocamiento de su potencial humano, arrinconado hasta el no más allá de lo imposible, gracias al terrible azote de los nuevos tiempos: el desempleo.


La otrora floreciente cuenca minera del Nalón amenaza ruina por todos los poros de su renegrida piel. Y no porque su subsuelo haya dejado de ser fuente de riqueza —HUNOSA tiene la palabra cuando no las turbias aguas del mismo Nalón— o porque Duro Felguera o ENSIDESA hayan dejado de ser rentables. Uno tiene que creer que en tan tremendo desaguisado han de haber causas de mucha más hondura. Causas que a simple vista no nos es dado ver a los nalonianos de toda la vida, hoy apesadumbrados por el desolador panorama que se ofrece a nuestros cansados ojos, hartos de mirar hacia un futuro que dista mucho de ser muy prometedor. Sobre manera, a la vista de un presente que todos estimamos hoy como terriblemente afectado por la súbita aparición de esa plaga que amenaza sumirnos en el mayor de los desamparos: el desmantelamiento de instalaciones que hasta la fecha fueran fuente de vida para un considerable número de familias más o menos humildes de nuestra cuenca.

En lo que se refiere a HUNOSA las cosas no parecen estar tan claras. La producción sigue alcanzando apreciables cotas de superación. Hubo un tiempo en que se dijera que la extracción de la hulla no encerraba otros alicientes que los de un puro mantenimiento de equis puestos de trabajo. Que HUNOSA resultaba gravosamente lesiva para la economía del país. Todo ello debido, fundamentalmente, a la aparición de otras fuentes de energía mucho más rentables y efectivas. Estábamos en pleno apogeo de las explotaciones petrolíferas. Pero últimamente toda esta perspectiva se está viniendo a los suelos por circunstancias hartamente conocidas. Y las miradas de los economistas vuelven a fijarse de nuevo en la hulla como medio de superación de una crisis que nos está llevando al borde insondable de la desesperación. En HUNOSA se vienen gastando últimamente —nada tenemos contra esto— ingentes montañas de dinero para ir perfeccionando los medios de producción: las “rozadoras” soviéticas proliferan a todo lo largo y ancho de sus explotaciones, con singular afectividad para esa misma producción carbonífera.

Sin embargo, habría que decir también que seguimos sin ver la natural evolución en lo que se refiere al aumento de la plantilla. Más al contrario —por una u otra causa— lo que sí sabemos es que tiende a disminuir. Y tiende a disminuir porque la Patronal sigue poniendo todo su énfasis en demostrarnos que “el exceso de plantilla va en detrimento de la productividad”. O lo que es lo mismo, tratando de cargar todas las culpas de la crisis sobre las doloridas espaldas de las masas trabajadoras. A nosotros, con fundada razón, nos parece que esto es algo así como tratar de hacernos comulgas con ruedas de molino. No hace muchos días cualificados dirigentes sindicales de HUNOSA denunciaban con fuerza algo que forzosamente hubo de llamarnos la atención: El denodado empeño de los “mandamas” de HUNOSA de seguir con sus “fichajes” de altura contratando más y más “técnicos”. “Técnicos” que a buen seguro ni tiene ya dónde colocarlos. Posiblemente se encuentren chocando unos con otros en sus más pobladas oficinas, justificando sueldos que a buen seguro sí representan la más horrible y descomunal de las “sangrías” para la no muy bien saneada economía de nuestra primera y principal empresa hullera del norte del país.

Pues bien. Las cosas en ENSIDESA no van mucho mejor. Los desmantelamientos aquí son algo así como “el pan nuestro de cada día”… Poco a poco vemos cómo van consumándose los más negros augurios de los últimos tiempos. Tras el tren de chapa, nuevos talleres empiezan a ver o sentir los efectos del abandono progresivo de sus instalaciones. No sabríamos decir sobre cuál de ellos se ciernen hoy las mayores amenazas. Todos ellos son objeto de las mismas o parecidas “atenciones”. Y, lo que es aún mucho peor, no parece que nadie quiera mover un solo dedo para evitar que tan terrible “holocausto” llegue a consumarse. Todo parece indicar que los langreanos empecemos a conformarnos con nuestra “negra suerte”. O que los desmantelamientos en curso nada tengan que ver con la lógica supervivencia de la cuenca. Los miembros del Comité de Empresa —o al menos algunos de ellos— están haciendo lo imposible para que se les escuche. Gritan hasta desgañitarse contra la insolencia de tanto abandono. Pero nadie les hace caso. Lamentablemente, nos encontramos aquí con una nueva reedición de aquella famosa fábula del pastor, quien demandando auxilio por la aparición de los lobos… hubo de encontrarse al final con la visión de su rebaño diezmado tras el hartazgo de sus insaciables enemigos y la rabia tardía de quines por haber hecho oídos sordos, no quisieron oír sus justas demandas de socorro…

ENSIDESA —en sus instalaciones de La Felguera— va camino de la extinción. Francamente, no vemos ya posibilidad alguna de solución para sus graves dolencias. Las voces de su Comité de Empresa están cayendo en el vacío. Falta unidad, cohesión y espíritu de lucha entre sus gentes. Unos, porque ya les puede la edad. Otros, porque “pasan” de todo… Y en semejantes condiciones no cabe ni tan siquiera pensar en un milagro. Porque milagro fuera que Langreo viviera hoy unas jornadas de lucha capaces de reivindicar unos derechos inalienables en toda la condición humana: el derecho a la vida. La manifestación que personificaran hace algún tiempo las “fuerzas vivas” de la zona, estuvo presidida por demasiado “oficialismo”. Faltó garra popular. Faltó la presencia de los partidos. Faltó el despliegue efectivo de esa potencia movilizadora de las masas que algunos quisieran ver encorsetadas, sumidas en su propio desencanto… Y hasta es posible que lo estén consiguiendo. Porque del desmantelamiento de ENSIDESA ya nadie piensa en hacerse eco… Se trata de peligros que están ahí. Peligros que para una gran parte de los langreanos, no parece significar otra cosa que “el pago de una deuda contraída hace ya muchos años”. De una deuda que la Patronal no duda en pasar factura en el momento más propicio para sus intereses de clase. Ese momento que ahora mismo tenemos ante nosotros y que nos impide reaccionar con justa indignación en defensa, también, de nuestros intereses de clase. ENSIDESA está siendo desmantelada y… ¿Pero qué tiene que ver esto con nosotros…? Parecen preguntarse algunos. Nuestra respuesta es que tiene que ver mucho. Y que de seguir por el mismo camino de inconsecuencias y de abandonos, tal vez no tardemos mucho en lamentarnos…

Pero lo que ahora ocurre con DURO FELGUERA es mucho más sangrante si cabe. De todos es sabido que DURO FELGUERA se ha especializado en la producción de bienes de equipo. Y que su presencia en el mercado nacional —y en el internacional, también— ha sido en todo momento muy destacada. DURO FELGUERA ha contado siempre con personal muy cualificado. Apoyándose en él pudo escalar las más altas cotas de producción, colocándose en posiciones de valor frente a la competencia… En semejantes condiciones bien pudiéramos decir, sin lugar a equívocos, que DURO FELGUERA supo colocarse por derecho propio, a la cabeza de las empresas dedicadas a la producción de los bienes de equipo… Por otra parte —y en justa recompensa— muchas otras empresas de menor entidad —se han visto alimentadas por DURO FELGUERA, garantizando así su supervivencia. En torno a DURO FELGUERA viven —no ya sólo en la cuenca del Nalón, sino aún más allá de los límites de la región asturiana— no pocos empresarios, logrando así solventar no pocas dificultades, creando puestos de trabajo y resolviendo problemas que en todo caso siempre representarían un serio peligro de desmoronamiento económico. De ahí que hoy, al conocerse el ultimátum que esta poderosa empresa del Nalón acaba de lanzar al conjunto de su plantilla, de obreros y empleados, invitándoles a reconsiderar posturas y a entrar por la vía del sometimiento incondicional a sus puntos de vista, nos haga poner la carne de gallina. Porque lo que DURO FELGUERA acaba de plantear a los obreros de su plantilla no es otra cosa que la repetición de aquella famosa frase pronunciada por De Gaulle, en momentos críticos para la historia de la vecina Francia: “O aceptáis esto que aquí os digo, o el diluvio…” Ni más ni menos que esto. Porque lo que DURO FELGUERA acaba de plantear al conjunto de su plantilla no es otra cosa que “la congelación de salarios hasta finales del 81”, por lo menos. La necesidad, en el mismo período de tiempo, de producir más, sin aumentar para nada la plantilla… Y, como tercera medida de relanzamiento “la aceptación pura y simple de la movilidad del personal” adecuándolo a las propias necesidades… Tres medidas de altura por las que siempre ha suspirado la dirección de DURO FELGUERA y hacia las que hoy tiende con fuerza sus brazos, convencida de que está en el momento propicio para salirse con la suya, tras el agotamiento producido por largos meses de lucha y el consiguiente deterioro de unas relaciones inter-obreras e inter-sindicales difícilmente superables en la actualidad.

Lamentándolo mucho tendremos que admitir que las relaciones entre unos y otros siguen siendo tirantes. Difícil ha de ser que algunos quieran reconocer sus propios errores. Nosotros tampoco vamos a caer en la tentación de ir señalándoles de uno en uno, porque además de considerarlo innecesario y como una carga demasiado pesada, muy poco habríamos de conseguir… Somos conscientes de que hay demasiados intereses creados y que nadie querrá dar el brazo a torcer. Aparte, claro está, de que los problemas de hoy son otros y la búsqueda de una solución para los mismos ha de arrancar de planteamientos muy diferentes a los establecidos en otras ocasiones. Porque a nosotros lo que nos parece es que hoy entran en juego circunstancias mucho más importantes. No ya sólo para los obreros de DURO FELGUERA, sino para los intereses de todo el valle. Todo lo que ahora tenemos sobre el tapete no es otra cosa que la supervivencia de toda una serie de empresas, de mayor o menor entidad, gravosamente dañadas por la incuria de largos años de poder omnipotente de aquellos que siempre llevarán en sus manos la batuta de la economía en la región asturiana. Y en semejantes condiciones, la responsabilidad de unos y otros adquiere dimensiones hasta ahora insospechadas. No cabe, desde luego, ir a la búsqueda de soluciones a nivel de empresa, sino pensando en el futuro de todo el valle. Un futuro que, lamentándolo mucho también, no acabamos de ver muy claro.

Desde las páginas de MUNDO OBRERO Y COMUNISTA, siempre abiertas a la sana comprensión de los problemas, lanzamos nuestro llamamiento a la UNIDAD. Una UNIDAD tanto o más necesaria cuanto sin ella es muy difícil que logremos cerrar el paso a quienes sólo buscan hundirnos en el mayor de los desencantos.

CORRESPONSAL


Publicado en: Mundo Obrero y Comunista nº5 (noviembre 1980).
Digitalización: El cielu por asaltu.

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domingo, septiembre 23, 2007

Jaime Machicado



El gijonés del batallón

Jaime Machicado Llorente puede ser el único asturiano enterrado entre los 15 cuerpos que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica espera encontrar en la fosa común de Grandas de Salime.

Luchó por una causa y su nombre sale ahora a la luz con letras mayúsculas. Era Jaime Machicado Llorente, nacido en Ribadesella en 1909 pero vecino de Gijón y miembro destacado de CNT y FAI. Su cuerpo ha permanecido sepultado durante setenta años, se cree ahora que en la fosa común de Grandas, pero ni siquiera la tierra ha logrado borrar la historia de este asturiano.

El liderazgo le llegó a este gijonés de forma temprana. Su historia la personal y política la cuenta con datos precisos el presidente del Proyecto Todos los Nombres de Asturias, Luis Miguel Gómez González, que colabora como investigador con la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Cuenta que la persona de Machicado ya era valorada antes de la guerra civil, pero que su presencia se hizo aún más notable cuando en 1937 y por petición de FAI fue nombrado comisario político del Batallón Galicia. Su rango era equiparable al del comandante Moreno, el último de los enterrados en la fosa de Grandas.

Pero más allá de su implicación política, Luis Miguel Gómez González también habla de su persona. Una buena parte del Batallón Galicia pudo salir por mar, pero él se negó. "Dijo que iba a correr la misma suerte que sus hombres". Así que el gijonés, que regresó a la ciudad para despedirse de una hermana suya, le explicó que iba a intentar salir por tierra. Sus hombres, a los que no quiso abandonar, le esperaban en Morcín. Era octubre de 1937 y la guerra la tenían perdida en el norte.

El plan, sin barcos disponibles en el puerto, consistía ahora en alcanzar a pie La Coruña con la esperanza de poder fletar allí un barco con el que alcanzar la costa francesa. En ese grupo de 15 personas que logró superar el Alto de El Acebo, en Grandas de Salime, se supone que caminaba Jaime Machicado Llorente. No pudieron avanzar mucho más, poco después serían asesinados tras ser localizados por los falangistas. El asturiano dejaba atrás a su mujer, Isabel Monte Cajigal, con quien tuvo un hijo también llamado Jaime.

El final de esta historia abre ahora otro capítulo con la exhumación emprendida por la Asociación Para la Recuperación de la Memoria Histórica en territorio asturiano. En la investigación han podido localizar a parte de su familia, una nuera y dos nietas. Una de ellas está previsto que visite hoy mismo el lugar donde fue enterrado su abuelo. Llegará, como ayer también lo hizo Germán Fernández, un gallego de Noia que apenas podía contener la emoción al pensar que su padre podría estar sepultado en el lugar. Es hijo de Maximino Martínez, ayudante del comandante Moreno, aunque ni siquiera pudo llegar a conocer a su progenitor. Cuando se marchó él, que nació el 2 de marzo de 1936, apenas tenía tres meses de vida. Reconoce que siente dolor al encontrarse en el lugar porque "hay heridas que nunca cicatrizan" y sobre todo le tortura "pensar cuánto pudo haber sufrido" Sin embargo, saber el paradero de su padre le da cierta "tranquilidad", al mismo tiempo que sentirá una "decepción" no encontrarlo en el lugar. Quiere saber lo que no supo nunca y no le gustaría esperar más tiempo para hacerlo.

Paula Díaz


Publicado en: La Voz de Asturias, 12 de agosto de 2007.
Fuente: La Voz de Asturias.

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miércoles, septiembre 19, 2007

Recuerdos d'ayeri y güei

Hai ventiún años, nel mes de marzu de 1980, la Policía detenía a siete persones n’Asturies pola so presunta relación col atracu a la sede central del Bancu Herrero n’Uviéu y la organización ETA (p-m). Siete mozos y moces que militaben nel partíu güelu del movimientu nacionaliegu astur, el CNA. Anguañu, na Asturies del entamu del sieglu XXI poco se sabe d’aquella mocedá que creyó que’l so llabor taba al lláu de la llucha de mases, puxando pola emancipación social y nacional del pueblu trabayador asturianu. La manera dramática en qu’acabaron los fechos, los intereses partidistes del restu de la llamada “izquierda revolucionaria” y la mera supervivencia propia ante l’emburrie represivu, ficieron que los mozos que cayeron en manes de la Brigada Político Social lluéu d’estrenase el nuevu réxime políticu quedaren nel más triste de los olvidos, por nun cuntar siquiera col sofitu de los sos mesmos collacios. Pa que dalgún eche la vista atrás y recuerde un migayín lo que pasaba n’aquella Asturies que volvía a reivindicar el so raigañu revolucionariu, y pa que la xente más mozo descubra lo que nadie nun-y contó, tuvimos charrando con Gerardo, al que d’aquella lu conocíen por “el Guaje”, pa que mos contare estes coses, que yeren realidá y güei naide cuenta.

Gerardo Sánchez Palacios güei anda “mui quemáu”. Tien 52 años, dellos desprendimientos de retina y dos hernies discales, recuerdo de la so visita a la BPS, más conocíos como “los sociales”. Por eso se sorprende cuando anguañu tovía hai quien fai rises d’aquellos díes, quiciabes porque los recuerden como “pecados de xuventú”, de los tiempos en que “creíemos na revolución”. Cuando tas falando con él notes que-y fierve’l sangre al tener que recordar la selmana que pasó en compañía de los sociales nel edificiu que güei ye la Cámara de la Propiedá de Xixón. “Equí yera la antigua Comisaría, onde te torturaben”, mos diz. “Sácame una semeya delantre y publicáisla, pa que dalgunu s’alcuerde”. Dizlo con resentimientu y con pena, pena polo que pudo ser y nun fue, y poles engarradielles personalistes en que se pierde la izquierda nacionaliega de l’Asturies de 2001.

Albidramos tamién que tien daqué que contanos, muncho se diría pol enraxone col que cuspe les pallabres. Dexámos-y que falara a gusto, ensin poder evitar interrumpilu cada poco, eso sí, pola sorpresa d’escuchar lo que mos cuntaba, ablucaos de que naide nun-y prestare más atención enantes a la hestoria de la mocedá cola que xorreció un movimientu nacionalista y revolucionariu asturianu. Esto ye lo que recoyimos d’eses charres:

“Con catorce años teníes edá p’asegurate. Entré a trabayar na Comercial Farmacéutica Navarra, onde nos facíen trabayar hores y nun mos les pagaben, asina qu’un día otru y yo decidimos nun dir a trabayar pela tarde y marchar pal Cine Los Campos. Al día siguiente a mí gárrame l’encargáu y diome dos hosties. Como tenía un familiar que yera Xefe de Servicios del Sindicatu, conte-y lo que me pasaba. Darréu va y pregúntame que cuántos yéremos na empresa, yo-y dixe que unos veinte, y va y dizme que si la empresa nun ye más grande, nun hai na que facer, que nun tenemos más derechos. Entós yo-y retruqué: “¿Esta que ye la xusticia social que predicáis vosotros?” Sin más, cayóme una hostia como una catedral. A partir d’ehí viniéronme les ganes de rebelame, porque la verdá ye que de los guah.es abusaben muncho.

Depués d’aquello marché pa Francia con dieciseis añinos. De la nueche a la mañana atopéme en París y ehí empezaron les rellaciones con xente mayor, esiliaos y xente que taba trabayando, emigrantes. Ellí facíase de too: había anarquistes, xente del PC, del PSOE, había chivatos, había la de mi madre. Viví en París el mayu del 68, non metío nello porque yera un guah.e, pero la verdá ye qu’aquello marcóme munchísimo. Unos años depués volví, lluéu de relacioname con xente de la izquierda.

La primera caída fue nel añu 71. Viniera Franco equí y tal, y ficimos una serie d’acciones qu’al final acabaron en que fuimos pa la Cárcel d’El Coto. Depués de garranos diéronme la llibertá provisional y marché pa Francia, nun esperé a que vinieran les peticiones de cárcel, nun quise arriesgame a dir pal talego. Asina empecé a relacioname cola xente qu’había ellí. Taba con refuxaos vascos, xente del PC, del PC (m-l), anarquistes, convivía con tool mundu, llevábame bien con toos y siempre dixe les coses a la cara. Una selmana enantes de lo de Carrero Blanco tuvimos un altercáu fronterizu nun pasu de Navarra y a mí péguenme dos tiros y gárrenme, claro”. Los medios faeríanse eco d’esta noticia, presentándola como la detención d’un miembru del FRAP, asina, el diariu El Comercio informaba: “Fue detenido un exiliado político reclamado por el Tribunal de Orden Público (…) Sobre las ocho menos cuarto de la tarde del sábado y en las inmediaciones del paso fronterizo de Dancharinea, la Policía gubernativa de servicio en la zona tuvo sospechas del comportamiento de tres individuos (dos hombres y una mujer) y en consecuencia intentaron identificarlos. Ante el requerimiento de los agentes, intentaron huir, consiguiéndolo uno de los jóvenes y la muchacha, que lograron llegar a la orilla francesa del río Bidasoa, donde fueron arrestados por los gendarmes, mientras el tercer individuo, no sin oponer resistencia, fue reducido por los policías. Una vez identificado resultó ser Ignacio Sánchez Palacios, de 25 años, natural de Gijón, exiliado en Francia y al parecer perteneciente al grupo denominado FRAP. El detenido estaba reclamado por el T.O.P. desde el 25 de septiembre de 1972. Y fue trasladado a la comisaría de Pamplona”. La verdá ye que poco se podría resistir Gerardo porque llevaba encima dos bales, como él mesmu nos cuenta: “A raíz de la detención y a causa de les hosties que me dieron, dexáronme reventáu. Na cárcel de Pamplona nun queríen facese cargo de mí de cómo taba, fechu una mierda. Lleváronme al hospital, pero depués del hospital tuvi que pasar per comisaría pal interrogatoriu y ellí reventáronme, dexáronme desfiguráu. Porque anque hubiera collaboracionismu ente les distintes instituciones, había organismos que nun se moyaba nes sos responsabilidaes. El caso ye qu’al final dexáronme ellí.

N’Avientu del 73, cuando se carguen a Carrero Blanco, yo nun m’enteraba de nada porque taba completamente aisláu, nun me veíen namái que los médicos, hasta que me baxara un poco too lo que tenía. Y entós claro, ves qu’hai movimientu, ves coses rares, pero como nun hai comunicaciones de negún tipu pregúnteste ¿equí qué coyones pasa? Ellí había un chaval, Germán, de la Liga, al que lluéu lu mató la policía nos Sanfermines, que foi el que me dixo que pasara daqué gordo, pero que tovía nun sabía nada.

Como taba fecho una llaceria, con derrames nos güeyos y otres coses, de Pamplona lárguenme pa Martutene, pa nun se complicar la vida. Y claro, aquello pa mí fue la de Dios. Taba lleno de xente militante, mientres qu’en Pamplona tábamos sólo Germán, yo, unos mozos del FRAP y un carlista (de los d’izquierdes). Tando ellí en Martutene, hubo movida porque los compañeros ficieron fuerza pa que me llevaren pal hospital, pero ellí nun me queríen sacar y mandáronme pa Madrid, pal Penitenciariu, onde tuvi ocho meses. En Madrid opérenme dos veces de los güeyos poles hosties que recibiera. Depués paso a Carabanchel, donde coincido cola xente d’ETA, colos del “1001”, ellí conocía a Juanín, que nun lo conocía. Depués mándenme otra vuelta pa San Sebastián, onde me pilla la primera fuelga fame, polo de Puig Antich, ya que fuimos la única cárcel que fizo esta protesta. Una nueche vínonos una brigada de “boqueras” especiales (carceleros) nun plan tremendo, queriendo ponenos firmes. Hubo a dalgunu que-y apareció una baluca nel buzón, pa que se ficiera a la idea de lo que-y podía pasar, y entós afloxaron un puquiñín, pero lluéu empezaron a ponese nerviosos y tovieron que los cambiar. Los que traxeron depués tovía veníen más duros. Otru día pela nueche, cuando yá tol mundu ta chapáu, empiecen a abrir celdes, pero celdes concretes, de xente conocío, sacándolos en pelota y a hosties, y neso hubo un fechu qu’a mí emocionóme munchísimo: había un chaval que cantaba mui bien, y subióse enrriba de la ventana, y acompañáu d’una guitarra empezó a cantar l’Eusko Gudariak. A munchos, ente los que m’incluyo, cayéronsenos les llárimes. Naquel momentu pasáronsenos pela cabeza munches coses porque nun sabíes lo que diba ocurrir. Sacáronnos en pelota en plenu Inviernu, ensin dexanos coyer nada, nin decinos a onde díbamos. Apaecimos en Carabanchel, onde tamién gárrenme dos güelgues de fame por reivindicaciones de la cárcel. Había muncha censura, recortábente llibros, periódicos, secuestrábente les cartes… yera bastante jodío. Después tuvi’l xuiciu y llévenme pa Jaén onde tuvi cumpliendo. Ellí pillóme los últimos asesinatos de Franco, los dos d’ETA y tres del FRAP, y tuvimos 51 díes en güelga fame; yéramos los únicos que facíemos güelgues de fame, los del PCE nunca lo ficieron, taben cola política de “reconciliación nacional” a tope. Les güelgues de fame pasábense mui mal enantes porque metíente en períodu d’aislamientu, nun te dexaben salir de la celda nin nada, y eso yera lo que más te debilitaba.

Y ensin embargo salíamos bien de salú. Quitando unu que comió un bocadillu llenteyes namás dexar la güelga y casi la palma, los demás nun tuvimos problemes.

Daquella la verdá ye que nun t’escribía d’Asturies nin Dios, asina y too conocí la revista Asturias Semanal, un posible primer embrión d’un proyectu nacionalista n’Asturies, de la que presumía delantre los vascos.

La muerte de Franco tamién la viví ellí. Había un compañeru que yera’l que más madrugaba y lo primero que facía yera mirar el mástil de la bandera a ver si taba a media asta, porque daquella nun dexaben radios y nun teníamos noticies de nun ser por un transistor piquiñín col qu’intentábemos garrar Radio París. Entós de lo de Franco enterámosnos pola bandera y armamos una de la virxen. Pela nueche celebrámoslo con calderos de sangría, porque daquella dábente vino y cerveza, y como ya lo intuíamos fuimos guardando pal día que llegare. Tamién había “boquis” que se lo montaben con nosotros, metíen whiski, coñac, tamién cartes, comunicaos… y esa nueche incluso tuvieron con nosotros cellebrándolo. Había un xefe de servicios que llamaben “el demócrata” col que había bon tratu.

Después llegó lo del indultu qu’a mí nun me tocó, ya que taba acusáu de “Bandidaje y Terrorismo” y esto nun entraba. Jodía muncho ver salir a la xente y tú tener que quedar, pero bueno, al final salí y yá se ven les coses d’otra manera.

Lluéu vine p’Asturies y al pocu vinir tuvi que marchar otra vez. Tuvi una temporada esiliáu, pa volver otra vez nel 78, que foi cuando empezó a plantease equí crear una organización de tipu nacionalista d’izquierdes, revolucionaria y por supuestu un grupu d’apoyu armáu. Yo consideraba que si llimitábamos la cuestión a la acción armada y nun había una acción política, nun había posibilidaes d’abarcar. Y esto foi a la hora de la verdá lo que se decidió.

Pa empezar pel principiu, hai que dicir que cuando salí de Jaén había equí un grupu que s’escindió de la LCR, los CAR, Comités d’Acción Revolucionaria. Funcionando como CAR llégase a la conclusión d’entrar nel Conceyu Nacionalista Astur, y al final lo que s’acaba faciendo nel CNA ye dar una especie de golpe d’estáu. Al principiu, lo que yo sabía del CNA yera que se trataba de nacionalismu más bien de gaita y tambor. Lluéu lo que pasa ye qu’un grupu de persones fáense col control del CNA y da-y un cambiu de llínia. El CNA entós tenía posiblidaes, consiguió cerca 4.000 votos, lo que resultaba acoyonante, dao los medios y la economía con que se contaba. Darréu ye cuando se planteen les relaciones esteriores internacionales, evidentemente con Euskadi, con EIA y colos “polis-milis”. Según dalgunos, los “polis-milis” yeren los políticos, los que teníen mayor capacidá d’análisis, los otros (milis) al paecer yeren “gansteres de la política”. Lluéu resultó tolo contrario, claro. La cuestión foi qu’al final el CNA y el proyeutu armáu supeditábase a esta xente. Amás hipotecólu too una xente d’equí qu’agora nun se-yos ve’l pelu per nenguna parte, daquella yeren nacionalistes pero anguañu nun se sabe que son.

Al final lo qu’acaba pasando ye dalgo de dominiu públicu: hubo una serie d’asaltos, como foi’l del Hospital Xeneral, la Caxa de Pensiones o el Bancu Herrero y equí n’Asturies nun queda nada de lo que se pañó, cuando estes acciones en principiu yeren pa sofitar el movimientu equí. Les detenciones ocurrieron cuando cai unu en Valencia en marzu del 80 (n.d.r.: José Ignacio Aramayo Egurola, miembru del Comité Executivu d’ETA p-m y responsable de organización en Levante y Andalucía) que vende a tou dios. Cayó tola xente d’equí, cayó otru grupu que tenía un proyeutu similiar en Andalucía. N’Asturies garrén a siete y llévennos pa Madrid, pa la Puerta del Sol, a la Brigada Antiterrorista. Puedo dicir que llevé hosties cuando Franco, pero como d’aquella ninguna. Tas una selmana entera naguando pa que acaben les tortures.

Había qu’entruga-yos a los que llevaron les perres p’allá, por qué lo ficieron, porque ¿qué tipu d’internacionalismu ye esi qu’aplicaron los “polis-milis” n’Asturies? La pasta que se sacó d’equí (130 millones del Herrero, por exemplu) sirvió pa financia-yos la campaña electoral del 79. Lo que menos interesaba al final yera lo que se podía facer n’Asturies, más bien interesaba llegar a algo n’Euskadi y trepar ellí. Yá se vio cómo terminaron toos: unos nel PSOE, otros n’Eusko Alkartasuna, otros montaos nel dólar, porque claro, el secuestru de Suñér dio muncha vida a dalgunos… Y lluéu tamién tienes que sentir a dalgún falando agora de qu’hai connivencia ente ETA y EH, ¿y qué ye, que daquella ellos non la tovieron? Revolvíenseme les tripes escuchando a Bandrés, a Aulestia, a Onaindía… Tamién-y podíamos entrugar a Otegi ú tá’l dineru de la furgoneta del Herrero, ¿por qué nun van los nacionaliegos d’entós a pregunta-ylo?

Otru puntu qu’hai qu’analizar ye por qué nun se rentabilizaron políticamente les acciones. Por exemplu cuando volaron la cinta tresportadora d’Ensidesa (reinvindicáu como “Comando Valeriano Martínez”, un paisanu que mató d’aquella la Guardia Civil en La Tenderina) pa que lliberaren al Comité de la güelga del transporte que taben presos, nun tardaron nin tres hores en soltalos. Políticamente nun se benefició naide. Depués de les detenciones hubo una desbandada xeneral. Naquel momentu había xente mui capaz pa siguir tirando del CNA que cuando se metieron nel proyeutu sabía que nun tábamos faciendo películes de risa. Hai una xente con responsabilidá qu’habría que-yos preguntar por qué pasaron de nosotros. Incluso por qué había interés en que dalguna xente tuviera preso cuando pudiere tar fuera.

Sedría mui importante que falaren otros, que contaren por qué ficieron lo que ficieron, y por qué agora nun tan en nengunu de los proyectos nacionalistes qu’hai n’Asturies: Andecha, BIA.

Colos años lo que tengo claro ye que si d’aquella esta xente hubieren tirao por ello y hubieren sacao rentabilidá de too esto, güei posiblemente hubiera un paríu de verdá equí. Agora lo qu’hai ye una serie de grupos que a la hora de la verdá queden ca ún pel so lláu, y asina mos lluce el pelo. Hai muncho nacionaliegu de McDonald’s y Coca-Cola, de heavy y de rap. Lo que a esi respectu tengo nidio una cosa: mentantu nun se dea una discusión per baxu, al marxe de personalismos, equí nun hai ná que facer. Con unos puntos mínimos, que sirvan de discusión, pero que se dea esa discusión pela base”.


Publicáu en: Güei, nº33 (marzu 2001).
Dixitalización: El cielu por asaltu.

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lunes, septiembre 17, 2007

La Fosa de Valdediós

Antecedentes:

Al estallar la Guerra Civil a consecuencia del golpe militar del 18 de Julio de 1936, el coronel Aranda, que hasta entonces había tenido engañadas a las autoridades republicanas, se traslada al Cuartel de Pelayo, donde se encontraban el resto de los mandos militares de la ciudad de Oviedo con excepción de los correspondientes al X Grupo de Asalto cuyo jefe, el comandante Alfredo Ros Hernández, se había mantenido leal al gobierno de la República, encabezado por el Frente Popular salido de las elecciones de febrero de 1936.

Todos los mandos de la Guardia de Asalto allí reunidos son partidarios de desobedecer la orden de la sublevación militar contra el Gobierno republicano. Aranda encarga al comandante Caballero, que hasta entonces se había mantenido escondido, que tome el Cuartel de Santa Clara, antiguo convento y sede del mencionado Grupo de Asalto y en donde se encontraban ya civiles en busca de armas para poder organizar la defensa. En cambio, hay pocos Guardias de Asalto, pues la mayoría se encontraban dispersos en la ciudad al cuidado de centros de interés estratégico. A pesar de ser sorprendidos, los guardias y los paisanos que se encontraban en el Cuartel consiguen presentar resistencia hasta el día siguiente en el que tienen que rendirse. Después de la rendición los franquistas asesinaron al comandante Alfredo Ros que enarbolaba un pañuelo blanco de rendición, así como a otros dos guardias y veinticinco milicianos según la declaración de un superviviente.

“Mal español”

Algunos dirigentes de izquierda se reúnen en el asilo Cano-Mata-Vigil para constituir el Comité de Defensa en Oviedo del Frente Popular. Entre ellos está el doctor Luis Laredo, que más tarde sería despedido de su puesto en la Cruz Roja por ser un “mal español”, quien también tenía un Sanatorio en la calle Fuertes Acevedo, en el que trabajaban al menos dos enfermeros del Psiquiátrico, Antonio Piedrafita y Buenaventura Domingo Fernández. Este último, al parecer había sido visto en el Cuartel de Santa Clara, donde había acudido por armas en compañía de otro enfermero llamado Pablo Tolín, e integrando la columna de apoyo a Madrid. Fue detenido por los sublevados franquistas y se le juzgó en Consejo de Guerra el 2 de diciembre de 1936, acusado de “rebelión militar” condenándosele a cadena perpetua.

Una vez pasados los primeros días las fuerzas leales al Gobierno de la República cercan Oviedo.
El Hospital Psquiátrico de La Cadellada queda dentro del cerco establecido por los milicianos del ejército republicano a la ciudad, y en Octubre de 1936 lanzan un fuerte ataque, gracias al cual en la mañana del día 13 ocuparon el hospital que había sido abandonado por sus defensores, dejando atrás enfermos y personal de servicio a su cuidado.
Durante la permanencia de los milicianos en el hospital parece que el Dr. Fandiño se hace cargo del Centro con parte del personal, unos por encontrarse de servicio y otros que acuden nuevamente al trabajo, a pesar de que habían dejado de acudir desde el 19 de Julio anterior.

Existen algunas declaraciones posteriores que dan cuenta de la actividad de algunos empleados durante esos días colaborando con los milicianos, empleados que más tarde serían expedientados y destituidos.
En algunas de esas declaraciones parece ser que los milicianos dieron instrucciones para que los empleados nombrasen a un Jefe del Centro, resultando elegido el capataz de la vaquería, Luis F. Tejuca. Es de suponer que fuese para todos los aspectos que no fuesen médicos.
Militarmente la ofensiva republicana fracasa, y tienen que abandonar a su vez el hospital cinco días después, es decir, el día 18. Los milicianos, en cambio, llevan consigo a parte de los enfermos y del personal, estos últimos tras una estancia breve en Gijón para completar la plantilla se dirigen a un antiguo monasterio cisterciense en Valdediós, cercano a Villaviciosa.
Construido en el año 1200 por Alfonso IX de León, que originariamente estuvo habitado por monjes cistercienses venidos de Sta. María de Sobrado (Galicia) hasta que hubo de ser abandonado por la desamortización de Mendizábal del S.XIX, aún así algunos de los monjes permanecieron en el monasterio hasta su muerte. Se encuentra al lado de la iglesia prerrománica asturiana de San Salvador de Valdediós.
Este Monasterio fue habilitado por las autoridades sanitarias republicanas para hospital y en él estuvieron los protagonistas de estos sucesos casi un año.
Algunos empleados se hicieron acompañar de sus familias con las que fueron ocupando casas deshabitadas, alquilando habitaciones, o incluso en el propio Monasterio, etc., donde la vida transcurrió con bastante normalidad, y donde incluso sus hijos pudieron acudir a una escuela cercana.

Un periodo incluso feliz, según nos relata Antonio Lorenzo, quien se encontraba allí con su madre y hermano, mientras que su padre iba los fines de semana desde Gijón, donde trabajaba. La madre de Antonio Lorenzo, Conchita Moslares junto con su amiga Ángeles García acabaron compartiendo una vivienda en Llaneces, trabajando Ángeles en turno de día y Conchita en el de noche con el fin de tener atendidos a los hijos de ambas cuando una u otra atendían a sus obligaciones laborales.

Antonio Lorenzo contaba entonces con once años de edad. Vive desde hace muchos años fuera de España y es hijo de Concepción Moslares, enfermera del Psiquiátrico ya fallecida, y que a pesar del tiempo transcurrido recuerda con bastante nitidez los hechos vividos en Valdediós.
Es posible que no toda la plantilla permaneciese estable durante todo el tiempo, sino que algunos fuesen incorporándose más tarde y otros sólo durante algún tiempo.
Las únicas incidencias que hemos encontrado registradas en ese periodo fue el suicidio de dos enfermos.
El Juzgado de Villaviciosa abrió diligencias de ambos casos, pero de uno de ellos, dada las características de la muerte cerró el caso sin las mismas.

Casi todo el personal se afilia a su llegada al Monasterio de Valdediós al Socorro Rojo Internacional, sección de Villaviciosa, pues hemos localizado en los microfilms existentes en el Archivo Histórico Provincial de Oviedo, el registro de inscripciones que recoge un primer grupo más numeroso y otros, posteriores, más reducidos. Algunos incluso afiliaron a algún familiar, como por ejemplo Emilio Montoto, que anotó a su esposa e hija. Este registro nos ha servido para el cruce y confirmación de nombres que estuvieron o pasaron por el Hospital así como la relación de personal localizada que aunque no figura fecha, probablemente se hizo hacía el verano de 1937, pues en esas fechas otros hospitales efectuaron también, a petición de la Consejería de Sanidad, listas parecidas.

Es probable que las autoridades republicanas de la Consejería de Sanidad de Asturias y León no pensaran en Valdediós como emplazamiento definitivo, pues hemos encontrado un escrito fechado en Mayo de 1937 en el que solicitan la expropiación de una finca en Hevia (Noreña) con el fin de destinarla a Sanatorio Psiquiátrico. El curso de la guerra haría que estos planes se abandonasen.

También e s posible que el Hospital se usara para estancias de ciertas personas que sin estar enfermas psíquicas lo usaran para estar escondidas por algún motivo, seguramente político. Además según nos cuenta Antonio Lorenzo, ingresaban personas que procedían del frente con neurosis, fatiga de guerra, e incluso algunos de ellos heridos en los combates.

En Oviedo:

Una vez retirados los milicianos del Hospital de la Cadellada, en el que quedaron una parte de los enfermos y del personal sanitario, los gestores de la Diputación abren expedientes de depuración prácticamente a todos los empleados, incluso a algunos que no marcharon en su retirada con los republicanos, y que tuvieron que justificar su permanencia en el hospital, siendo destituidos el resto.

Se hace cargo nuevamente de la dirección el doctor Pedro Quirós Isla, que en Mayo de 1936 había sido suspendido mientras se le incoaba expediente por diversas denuncias políticas presentadas contra el.
Con la ocupación franquista se nombra un Juez Instructor y entre Oviedo y Luarca, debido al cerco, se van ejecutando los expedientes, estos siempre tienen la misma tramitación: solicitud de informes a la Oficina de Información y Enlace, quien da cuenta de la actividad política o sindical. A la Comisaría de Investigación y Vigilancia, que a su vez informa de los antecedentes policiales o penales. Publicación de la apertura del expediente en el Boletín Oficial de la Provincia concediendo cinco días al expedientado para efectuar su pliego de descargo. Y tras una literatura equívoca que intenta ocultar quién se levantó en armas contra el régimen establecido que era la República, como por ejemplo,...”en las filas de quienes se han levantado en subversión comunista contra el régimen y organización secular de la vida española”... o ...” y para mantenimiento de los sagrados principios que forman la nueva España”. Los expedientes terminan con la destitución del empleado con efectos retroactivos a la fecha en que había dejado de acudir al Hospital de La Cadellada.

Una vez que el Hospital fue desalojado por los republicanos, el lugar se convirtió en blanco preferente de la artillería sitiadora republicana al ser ocupado por las tropas franquistas, y el Psiquiátrico hubo de ser desalojado en Diciembre de 1936 para buscar refugio en Las Dominicas, de donde tienen que evacuar también a finales de febrero de 1937, marchando entonces al Colegio del Santo Ángel. El Colegio también hubo de ser abandonado, trasladándose entonces al Monasterio de Córias, en Cangas del Narcea, lugar ya definitivo hasta que terminada la guerra, y reparado el edificio de La Cadellada, acogió nuevamente la sede del Hospital Psiquiátrico Provincial.

La Guerra:

En septiembre de 1937 el ejercito “nacional”, con cuatro Brigadas Navarras, en conjunto unos 33.000 hombres, ya veteranos en la campaña del País Vasco y Santander, con gran cantidad de armamento artillero y fuerte apoyo aéreo de la “Legión Cóndor” alemana, que durante la campaña alfombrará de bombas incendiarias los reductos de resistencia republicana, cruzan la frontera Cántabra con Asturias, reduciendo cada vez más las bolsas de resistencia republicana.

Entre estas brigadas de requetés se encuentra la 6 Brigada Navarra, creada en Mayo de 1937 durante la campaña del país Vasco al mando del Coronel Miguel Abriat, y que entre otros, en la Primera Media Brigada, se encuentra el 4† Batallón Arapiles n† 7, al mando del Comandante de Caballería Emilio Molina, incorporado a este Batallón el 6 de Julio de ese año.

El Comandante Molina permanece al mando del Batallón “Arapiles” hasta que es relevado con fecha 9 de diciembre por ascenso a Teniente Coronel, y se le da el mando de la Segunda Media Brigada de la 63 División.

El 11 de Octubre se hace cargo de la 6 Brigada el Coronel Heli Rolando de Tella. Se reorganiza la Brigada y pasa a tener 3 Agrupaciones en vez de las dos iniciales. La primera Agrupación sigue también al mando del Teniente Coronel Alberto Serrano.
Dos lugares destacan en la dura y desesperada resistencia puesta por las fuerzas republicanas en la que se aprovecha de la dureza del terreno: el Mazuco y Peñas Blancas. Dos hombres destacan dirigiendo sus defensas: Higinio Carrocera en el primero y Fernández Ladreda en el segundo.

No obstante, la superioridad, profesionalidad, armamento y la veteranía de las tropas “nacionales” se impone contra aquellas fuerzas civiles mal armadas e improvisadas, la República quema sus últimas reservas llamando a los asturianos más jóvenes, pero a mediados de octubre de 1937 el "ejército" republicano asturiano prácticamente ya no existe.

El comandante Molina

Seguramente es en estos días, cuando se produce un hecho que Antonio Lorenzo nos cuenta y que a su vez le fue narrado directamente por su primo, refiriéndose al jefe que mandaba el regimiento acampado en el Monasterio de Valdediós, y que transcribimos “Le estoy viendo alto, fuerte, vestido de uniforme lleno de medallas, con un crucifijo enorme colgado al cuello y una cicatriz que le marcaba desde el rabillo del ojo izquierdo hasta la comisura de la boca dándole un aspecto sardónico. El nos pasaba la mano en la cabeza y seguía su paseo siempre en la alameda que da entrada al convento y siempre iba solo. Después quedé sabiendo por mi primo que la cicatriz era herida de bayoneta y el motivo de el andar solo parece ser que los otros oficiales le evitaban, hacían el vacío por su crueldad pues no hacia prisioneros y justo en el ultimo combate que tuvieron antes de llegar a Valdediós habían capturado una compañía de milicianos todos jóvenes de ultima hora y los había mandado pasar a bayoneta como era su costumbre”.

De ser correcto el recuerdo de Antonio Lorenzo narrado anteriormente, es probable que se produjese este día 19, pues en la copia del Diario de Operaciones de la VI Brigada Navarra detalla de la siguiente forma las operaciones del día : “La primera Agrupación con Arapiles y la 13 de Zaragoza tras duros combates, en que cogieron más de 70 cadáveres enemigos, dos ametralladoras y 74 subfusiles ametralladores, ocuparon Caravidales, La Guesal y Cereceda” y aunque informa igualmente que el “Arapiles” tuvo 68 heridos, es el único día en que se recoge el número de víctimas del bando republicano.

Es importante señalar que en estos días prácticamente ya no se combate, lo recoge el diario de Javier Nagore, mencionado anteriormente y que señala que en su camino hacia Gijón se cruzaban con “un chorreo de milicianos que, con todo su armamento, camina en dirección contraria, hacia sus pueblos y aldeas. No hay odio en sus miradas, sino cansancio”

El día 21 la IV Brigada Navarra entra por la tarde en Gijón, mientras que la I llega a Peón, y según el diario de Javier Nagore, del que recoge un extracto Daniel Palacio en el Cuaderno de Historia n† XIII, editado por el Ateneo Obrero de Gijón, apuran para llegar también a Gijón, haciendo noche en Granda. La VI Brigada siguió su marcha sin encontrar resistencia.

Sin embargo el libro de Martínez Bande “El final del Frente Norte” da como día de entrada en Gijón por la I Brigada Navarra el día siguiente, 22 de Octubre, y termina la guerra en Asturias. Y da comienzo entonces una durísima y cruel etapa de represión, siempre ocultada y por supuesto negada por sus protagonistas.

El día 22 de Octubre la VI Brigada se establece “a lo largo y a ambos lados de la carretera Oviedo a Villaviciosa”. “La primera Agrupación lo hizo en Valdediós y pueblos inmediatos.” En el Monasterio se establece el IV Regimiento Arapiles 7, como mínimo, pues se encuentra allí el primo de una de las enfermeras, de Conchita Moslares, como asistente del alférez Mendiarán, perteneciente a la 4 Cia. del Arapiles.

Este hecho apunta a que el Comandante Molina sea la persona que Antonio Lorenzo nos señala en su mensaje, transcrito parcialmente anteriormente y del que completaremos más adelante, aunque no hemos podido confirmarlo con total seguridad hasta ahora.

La Agrupación llegó a Valdediós hacia las 15 horas del día 22 de Octubre, hora que coincide con lo grabado por Ester y su madre en una cinta posteriormente.
La viuda e hija de Emilio Montoto nos cuentan en dicha cinta que el día de la llegada de los militares a Valdediós, quienes llevaban entre ellos un sacerdote, se dijo una misa en el exterior y a la que asistieron también los vecinos del lugar.

Durante este mes de Octubre se ha recrudecido la huida hacia Francia de las personas que temen los horrores de la guerra, y esa etapa de represión que adivinan que vendrá tras la derrota. Entre ellas varias personas de la plantilla del Hospital de Valdediós que posteriormente detallaremos, algunos, significados ya durante los hechos de la Revolución de Octubre de 1934, como es el caso de Domingo González.

Personaje importante en el sindicalismo de la época, según la nota autobiográfica que más adelante incorporamos a nuestro trabajo.

Hubo quién marchó, Mari Paz Pérez, hija de Gerardo Pérez Ania, recuerda que Rosa Flórez fue a su casa a despedirse, pero volvieron bien por que no encontraron donde ir o porque consideraron, al igual que los que no se movieron de allí, que no tenían nada que temer pues estaban cumpliendo su obligación como funcionarios dependientes de la Consejería de Sanidad de un gobierno legítimo como era el de la República. Posiblemente contribuyera a esta idea el hecho que fueran detenidos enseguida cinco de los empleados del hospital y no se tomasen más medidas en esos momentos.
A la vista de los hechos acaecidos posteriormente no cabe duda que se equivocaron y ese error les costó la vida a muchos de ellos.

Mari Paz nos cuenta que llegaron a Valdediós, procedentes de Covadonga, parte de personal, enfermos, y heridos de los hospitales allí establecidos, uno de Sangre, dependiente del Socorro Rojo, que debía ser pequeño dada la corta relación de atendidos que en un momento dado realiza, y otro mucho mayor dependiente de la Consejería de Sanidad. Al igual que del Hospital de Valdediós hemos localizado la relación del personal del Hospital de Covadonga. No, en cambio, del Hospital de Sangre.

La tragedia:

Como ya hemos mencionado, durante los primeros días de la llegada a Valdediós del Regimiento IV de Arapiles 7 fueron detenidos cinco empleados que en un principio son conducidos a la cárcel de Villaviciosa y posteriormente son trasladados a la Cárcel del Coto en Gijón, donde se les juzgaría en Consejo de Guerra.

El resto de empleados continuó sus funciones en el Hospital hasta el 27 de Octubre en que ocurrió la tragedia que aún se recuerda por las circunstancias que concurrieron: la crueldad, la premeditación y los intervinientes. Por un lado soldados del ejercito “nacional”, indudablemente con la aquiescencia de sus mandos, y por otro personas civiles que no habían empuñado un arma y que como profesionales sanitarios de un Hospital dependiente de la Consejería de Sanidad eran meros funcionarios civiles no combatientes.

Ese día parece ser que llegó un mensajero procedente de Oviedo con una lista.

Los nombres de esa lista son llamados. Emilio Montoto, ante la preocupación de su esposa al oír su nombre, le dice: “no temas que por cuidar dementes no me va a pasar nada”. Sería la última vez que le vio con vida, según nos cuenta su hija Esther.

A lo largo de ese día Mari Paz, hija de Gerardo Pérez, que había sido detenido, es enviada por su madre al Monasterio de Valdediós para pedir a una enfermera amiga que las acompañe por la noche. Parece que es Rosa Flórez la que le contesta que ellas están encerradas allí y que no las dejan salir.

Testimonios

A continuación reproducimos la versión de Antonio Lorenzo, hijo de la enfermera Conchita Moslares, literalmente tal como nos la cuenta, únicamente nos hemos permitido corregir algunas letras o la ortografía de algunas palabras pues se trata de un hombre que lleva muchos años fuera de España.
Antonio nos cuenta: ”El dia anterior a eso de las 9 de la mañana, apareció en el convento un sujeto vestido con un traje negro y corbata con una carpeta (nosotros estábamos jugando en la alameda, lo teníamos visto y fijado por que desentonaba del ambiente) el cual la entrego al Pires y se fue. Este por su vez llamó a su ordenanza y le pidió para entregar una lista que sacó de dicha carpeta al oficial de turno para no dejar salir a los que estaban en la misma. El ordenanza pasó una mirada en la misma y se encontró con un apellido –Moslares- en la misma.....así que se puso a buscar quien tenia ese nombre y cuando mi madre llegó, él la estaba esperando y enseguida se identificaron como primos pues mi madre tenia contacto con las tías y tíos, él la puso al tanto de lo que había y fue a hablar con el Piles, el cual le autorizó a sacarla de la lista.
Despues mi madre fue a pedir por Angeles la Sampedra, compañera de muchos años de mi madre y también consiguió sacarla de la lista. A partir de ahí no se separó mas de mi madre la noche toda.”

También Ester y su madre nos confirman el que los empleados fueron llamados nominalmente por lista. Creemos que, al margen de la procedencia de la lista, bien sea por carta, como nos dice Antonio Lorenzo, o bien por nómina, como nos cuentan Ester Montoto y su madre, lo que si queda clara es la premeditación de los hechos que ocurrieron posteriormente.

El visitante y la “Sala de Física”

Entre los años 1965 y 1970, siendo entonces Anita la encargada de enseñar el Monasterio de Valdediós a los turistas, recuerda que un día uno de ellos se dirigió a ella al acabar la visita, preguntándole si sabía dónde se encontraba la “sala física”, una vez allí el hombre comentó emocionado, según Anita, que aún mantenía fijas en su memoria las imágenes que contempló allí, horrorizado. Después le pidió ir al prado donde se encuentra la fosa común donde fueron enterradas las personas asesinadas, y le contó que fue obligado a ayudar a llevar a dos mujeres hasta el lugar de su muerte, y que acabó perdiendo el conocimiento pues era muy joven, cuando lo recobró se encontraba nuevamente en el Monasterio. El le aseguró que fueron 18 las víctimas mortales de aquella noche.

Antonio Lorenzo, asegura: ”Nuestro primo después nos informó de varios detalles del suceso. Se llevaron que yo me recuerde sobre 33 personas, las obligaron a excavar la fosa y acostarse en el fondo de la misma y así los mataron, menos a Piedrafita que intento huir y le dieron un tiro en la cabeza, seguro que esta allí enterrado. Después de eso los perros andaban desenterrando restos humanos y alguien los enterró mejor”.

Excavaron su propia fosa

Este detalle de los perros también nos lo cuentan Esther Montoto y Anita, siendo el padre de esta última quién decide enterrarlos mejor.

Eduardo Garcia, en su artículo publicado en La Nueva España con fecha 29 de diciembre del año 2002 refiere el testimonio del sacerdote que acompañaba a la tropa y transmitido a otro amigo sacerdote con motivo de unos ejercicios espirituales: “Es un relato estremecedor que habla de una cena preparada por las propias enfermeras, de un baile obligado, del consumo de gran cantidad de alcohol y de todo tipo de abusos sexuales por parte de los militares”.
Cuenta la leyenda popular en Valdediós que un capellán militar “nacional” fue el encargado de dar la extremaución a aquellas victimas instantes antes de la matanza.”

La desesperación de los familiares que allí vivían con alguno de los asesinados alcanza un punto culminante cuando la esposa de Antonio Piedrafita arranca parte de la chaqueta que su marido muerto llevaba puesta. Según se dice a Piedrafita no le correspondía trabajar esa noche. No sabemos si fue llamado por los militares franquistas, o si acudió para ver qué ocurría y si podía ayudar a sus compañeros.

Antonio Lorenzo recuerda también que al día siguiente “como mi madre tenia el turno por la noche ella llegaba a cada a las seis y diez como máximo y traía la leche para el desayuno. En el día del suceso eran las seis y media y no había aparecido, así que yo bajé por la caleya a encontrarla y cuando llegué, en la esquina del muro del convento noté que algo tenia pasado, aquella zona era un castañal de árboles grandes que cubrían un área bastante extensa atrás del convento, pues bien, cerca del camino, ya dentro del bosque, había una área toda revuelta como si hubiese sido escarbada, yo me adentré y vi pedazos de carne humana en un tronco.
Asustado salí de allí y un poco más abajo, cerca de un bebedor que tenia en el camino, me encontré con mi madre que venia llorando y que me puso al corriente de lo que tenia pasado.”...
“a partir de estos hechos perdí mi infancia, mi adolescencia y parte de mi juventud en aquellos años de la posguerra que mejor no recordarlos”.

Resulta un sarcasmo y una demostración de la publicidad mediática el artículo que dos días después de los asesinatos publica Sánchez Mazas en la prensa y del que entresacamos unos párrafos:...”Tú no nos elegiste, Señor, para que fuéramos delincuentes contra los delincuentes, sino soldados ejemplares.....cada acción nuestra sea la afirmación de un valor y una moral superiores”...

Antecedentes y conclusiones:

El mismo día en que los militares marchan de Valdediós, el 28 de Octubre, se produce un acuerdo de la Diputación Provincial para que el doctor Pedro Quirós Isla se desplace allí para recoger a los enfermos del Hospital.
El doctor Pedro Quirós Isla se niega a recibir a la ya viuda de Antonio Piedrafita, asesinado en esa nefasta madrugada, según le contó posteriormente ésta a su hijo que aquellas fechas de los asesinatos de Valdediós tenía nueve meses.

En 1983 Antonio Lorenzo viene a España e intenta entrevistarse con quién esté dispuesto a escucharlo con el fin de exhumar los cadáveres y darles una sepultura digna teniendo que marcharse de la zona sin conseguir absolutamente nada. Nos cuenta Antonio que intentó entrevistarse con Pedro Quirós Isla, pero este se negó alegando su edad avanzada.

En cambio, diez años más tarde, en 1993, se produce un cruce epistolar en la sección de “Cartas al Director” de La Nueva España entre componentes del Ateneo Obrero de Gijón, Daniel Palacios entre ellos, y Pedro Quirós Isla en relación a los sucesos allí ocurridos que este niega y achaca la tristeza y el pesimismo reinante a la detención de los cinco empleados que, posteriormente, serían juzgados en Gijón, y asegura en su carta publicada el 22 de Mayo de 1993 que su memoria es excelente, a pesar de sus años.

La lista de los condenados: ¿Quién fue el responsable?

Es de imaginar que el personal estuviese triste, principalmente, por lo ocurrido a sus compañeros días antes, pero también es probable que Pedro Quirós Isla no tuviese deseos de saber nada ya que nunca quiso recibir a la viuda de Antonio Piedrafita, que acudió repetidas veces a su puerta, en el Monasterio de Valdediós, en demanda de una explicación o ayuda

Qué duda cabe que la recuperación de esa lista que Antonio Lorenzo asegura que tuvieron su primo y su madre, pues de otra forma no se explica el saber que Ángeles García también se encontraba en ella, nos diría la relación de nombres que contenía, su procedencia, y quién la firmaba. Pero nos tememos que no aclararía totalmente el número de las víctimas.

Es posible que la famosa lista contuviese los nombres de las personas que siendo empleados de la Diputación en el Hospital de La Cadellada habían dejado de acudir a su puesto de trabajo por distintas causas, bien por haber huido desde el inicio de la guerra, por haberse ido a Valdediós por una u otra razón, o haber ido directamente al frente, y que fueron represaliados y expulsados. Efectivamente serían más de treinta.

Si descontamos de esta cifra los que huyeron de Valdediós al aproximarse el ejército “nacional” y, por tanto, volvieron posteriormente a su casa; y los que se pasaron de Oviedo a zona republicana sin ir a Valdediós e incluimos a los que se encontraban allí procedentes de Gijón, aunque no habían sido empleados de la Diputación, nos aproximaríamos a la veintena facilitada por aquel veterano visitante al Monasterio.

Otra opción es que, una vez desmayado este testigo directo de los hechos, no contemplara una segunda tanda de asesinatos que bien pudieran ser del personal procedente de Covadonga, incluidos para eliminar testigos. Es por esto que incluimos al final de este estudio la relación del personal existente en el mismo, aunque a fecha del verano del 37, es decir, antes de su desaparición..

Personal funcionario del Hospital de Valdediós:

En la relación del Hospital comentada anteriormente hemos observado algunos aspectos a destacar.
1) Que no todos los empleados que salieron de Oviedo con la expedición figuran en ella:
2) Falta en la Lista como mínimo Antonio Piedrafita, que sí estuvo e incluso fue asesinado allí, carencia que desconocemos si es debida a un error o si se encontraba entonces de permiso. Y si algún otro se encuentra en la misma circunstancia.
3) Haciendo el cruce de las personas que figuran en la relación del Socorro Rojo, como procedentes del Psiquiátrico, quedan algunos nombres que tampoco figuran y que aún no hemos podido determinar su relación con el hospital.

Relación del personal sanitario del Hospital Psiquiátrico de Valdediós

Nombre -------------------------- Procedencia ------------- Cargo
Felicidad Álvarez......................Gijón...........................Lavandera
Pergentína Abarrio Busto.......... Cadellada ................Enfermera
Rosario Álvarez........................ Cadellada ..................Enfermera
Luz Álvarez Flórez................... Oviedo .....................Ayte Cocina
Adela Álvarez González........... Cadellada ............Administradora
José Álvarez González..............¿? ................................Conductor
Claudia Alonso Moyano...........¿Gijón? ..........................Limpieza
Soledad Arias Menéndez........ Grado.............................Limpieza
Manuel Coalla Guisasola..........Gijón ............. Estud. de Medicina
David Cueva.............................¿? ................................Enfermero
Mercedes Díaz González..........Cadellada ...................Enfermera
Sagrario Estébanez.................. Cadellada ......Plancha y Costura
Ricardo Fandiño Iglesias.......... Cadellada ......................Médico
Oliva Fernández...................... Cadellada ..................Enfermera
Josefa Fernández Novo........... Cadellada ..................Enfermera
Rosa Flórez............................. Cadellada ...................Enfermera
Jesús Fuente Meredíz...............Cadellada ..................Enfermero
Felisa Galán.............................Cadellada ...................Enfermera
Ángeles García........................ Cadellada ..................Enfermera
Almudena García Fernández.... Puelles ......................Lavandera
Antonio González................... ¿Gijón? .........................Enfermero
Lucía González........................Cadellada ....................Enfermera
Domingo González.................. Cadellada .....................Conserje
Max.Manuel González García..Cadellada ...................Practicante
Antolín González López...........Castrillón.........................Enfermero
Consuelo Iglesias..................... Cadellada ............Plancha y Costura
M Teresa Martínez González.. Gijón ........................Enfermera Sub.
Julita Menéndez Álvarez..........¿? ............................Enfermera Sub.
Urbano Menéndez Amado........Gijón ..............................Enfermero
Soledad Menéndez Pello..........¿? ...................................Limpieza
Concha Moslares.....................Cadellada ...................Enfermera
Emilio Montoto........................Cadellada ...................Enfermero
Gerardo Pérez Ánia..................Cadellada .......................Barbero
Marina Solís Tuya....................Gijón.............................Enfermera
Eladia Suarez Solís...................Cadellada ....................Enfermera
Pilar Quirós..............................Cadellada .....................Enfermera
Anselmo Valdés.......................Cadellada ........................Guarda
Manuel Vallina Pérez...............Gijón .............................Enfermero
Fernando Valledor....................Oviedo .........................Electricista
Francisca Vázquez...................Cadellada .....................Cocinera
Rita Viesca.............................. Cadellada ...................Enfermera
José M Villarrica Corujo........zona Puelles .................Panadero

Hay que añadir a:
Casimiro García Cores............Gijón............................ Enfermero
(declara en diligencias del Juzgado con motivo del suicidio de un enfermo)

Antonio Piedrafita García.........de Cadellada ............... Enfermero
(omitido en la relación de personal)
Fernando González Riancho.....¿...........?.............. Enfermero

NOMBRES SIN CRUZAR EN LISTA DEL SOCORRO ROJO

Como ya indicamos anteriormente la lista de afiliaciones al Socorro Rojo nos ha servido para el cruce de nombres del personal que procedía de Oviedo, y algunos de Gijón obtenidos en las fichas de afiliaciones de los Sindicatos U.G.T. y C.N.T.
Quedan por determinar si las siguientes personas correspondían a personal del Hospital o familiares o incluso si se trató de personas que únicamente estuvieron un corto plazo de tiempo.
Manuel González Menéndez
Antonio Suárez
Vicenta Álvarez Álvarez
Manuel Roiget Cortés
Hay dudas si los tres nombres siguientes pueden formar parte del grupo “Manicómio Provincial” como le denominan, por tratarse seguramente de personas de la zona.
Francisco Polledo Menéndez
Trinidad Peón
América Peón

PERSONAL QUE MARCHO DE OVIEDO Y NO FIGURA EN LA RELACION DE VALDEDIOS

Sorprende un tanto que algunos empleados que aparentemente marcharon con el grupo de La Cadellada, no figuren en cambio en la relación del Hospital.
Manuel Álvarez Álvarez
José Forneri Beltrán
Marcelino Abelardo Noriega
Pablo Tolín Fernández
Ciriaca Rodriguez López
Luis F. Tejuca Valdés
Liberto Valderrama Sotelo

De momento únicamente hemos localizado a Liberto Valderrama integrando la lista de personal del Hospital de Covadonga.
Pablo Tolín es situado por el Sindicato de la C.N.T. de Gijón en Villaviciosa. Pero a fecha 23 de septiembre de 1937 se encuentra, con 32 años de edad, integrado en la Brigada Auxiliar de Fortificaciones n† 1 con categoría de Brigada.

PERSONAL DETENIDO EN VALDEDIOS Y POSTERIORMENTE JUZGADO EN GIJON.

JOSE ALVAREZ GONZALEZ
JESUS FUENTES MEREDIZ
FERNANDO GONZALEZ RIANCHO
GERARDO PEREZ ANIA
FERNANDO VALLEDOR PRIETO

JOSE ALVAREZ GONZÁLEZ. Conductor del Hospital
Condenado a pena de muerte en Consejo de Guerra, se le conmutó el 15 de Febrero de 1938.

JESUS FUENTES MEREDIZ. Enfermero
Procedía de La Cadellada, fue destituido el 28 de enero de 1935 por los sucesos ocurridos durante la Revolución de Octubre de 1934. Fue repuesto el 1 de Marzo de 1936, al igual que el resto de sus compañeros en igual situación, con motivo de la amnistía decretada cuando ganó las elecciones el Frente Popular.
La Oficina de Vigilancia y Enlace lo señala como socialista y es destituido con fecha efecto 19 de julio de 1936.
Es detenido el 26 de Octubre de 1937 en Valdediós y puesto en libertad, según el mismo declara el 19 de Agosto de 1940.
Solicita su reincorporación en Mayo de 1952, viviendo en Oviedo y es desestimada en Febrero de 1954.

FERNANDO GONZALEZ RIANCHO. Portero del Hospital de Valdediós.
Era vecino de Amandi.
Según M.Laruelo, fue juzgado en Consejo de Guerra el 17 de Noviembre de 1938, siendo condenado a 12 años de prisión.

GERARDO PEREZ ANIA. Peluquero
Procedía de la Cadellada, aunque no se ha podido localizar el expediente de su permanencia en dicho Hospital.
Natural de Ablaña, de 40 años, casado y con 3 hijos.
Pertenecía al Partido Socialista y desempeñó el cargo de Secretario de la Agrupación de Ablaña durante varios años, y posteriormente, en el 1934 se afilia a la U.G.T.
Llegó a Valdediós el 4 de Noviembre de 1936.
Detenido es conducido a Gijón donde tras Consejo de Guerra es fusilado el 16 de Febrero de 1938.

FERNANDO VALLEDOR PRIETO. Electricista.
Natural de Oviedo, de 56 años.
Aunque no pertenecía a la plantilla de La Cadellada si era empleado de la Diputación. No hemos podido localizar tampoco su expediente, aunque sabemos que era republicano.
En la biografía efectuada para el Psiquiátrico el 26 de Agosto de 1937 declara haber llegado a Valdediós el 1 de Febrero de dicho año y pertenecer desde los 19 años al Partido Republicano Federal.
Fue detenido y trasladado a Gijón donde se le condenó a muerte en Consejo de Guerra. Fue fusilado el 16 de Febrero de 1938.

PERSONAL QUE CONSTA SU MUERTE EN VALDEDIOS.
URBANO MENENDEZ AMADO
EMILIO MONTOTO SUERO
SOLEDAD NIETO ARIAS (SOLEDAD ARIAS
MENENDEZ)
ANTONIO PIEDRAFITA GARCIA
ROSA FLOREZ MARTINEZ (por testimonio)
LUZ ALVAREZ FLOREZ (por testimonio)
OLIVA FERNANDEZ VALLE (por testimonio)

URBANO MENENDEZ AMADO: Enfermero.
Se incorporó al grupo procedente en Gijón, donde vivía en la Avda. de Oviedo en las casas del sebo. Tenía 18 años.
Hemos encontrado su ficha de afiliación tanto en U.G.T. como en la C.N.T., ignoramos si se dio de baja en uno de ellos previamente. Era el más joven de los enfermeros, 18 años. En todos los testimonios recogidos se le hace novio de Luz Alvarez, también asesinada esa noche.

EMILIO MONTOTO SUERO: Peón de Patio en La Cadellada.
Fue suspendido en el expediente de depuración con fecha efecto 22 de Octubre de 1936 y únicamente se le declara afecto a Frente Popular y aunque figuró como propuesto a expediente por los hechos de la Revolución de Octubre de 1934 no se le llegó abrir.
Tenía 38 años de edad. Natural de Colunga.
En relación del personal de Valdediós figura como enfermero. A su llegada a Valdediós se afilian el, su esposa Emilia Rieca y su hija Esther al Socorro Rojo, sección de Villaviciosa.
Estuvo en La Habana (Cuba), pero a raíz de la promulgación de la ley del 50% (reparto por igual de mano de obra nativa y española) perdió el empleo y volvió a España consiguiendo plaza en el Psiquiátrico de La Cadellada.
En biografía efectuada el 5 de Agosto de 1937 señala como llegada a Valdediós en Noviembre de 1936 y estar afiliado a la U.G.T.

SOLEDAD ARIAS MENENDEZ. No era empleada de la Diputación. Pudiera tratarse de una Soledad Arias Menéndez afiliada a la C.N.T. que hemos localizado pero sin más datos, y cuyo nombre verdadero sería Soledad Nieto Arias. Intentado ver el historial familiar en los libros del Registro Civil de Grado, pero se nos han puesto tales condiciones que hace inviable la consulta.

ANTONIO PIEDRAFITA GARCÍA: Enfermero.
Prestó también servicio en el Sanatorio que el Doctor Laredo Vega tenía en la calle Fuertes Acevedo de Oviedo, y que fue quien lo trajo desde su pueblo natal Puente de Domingo Flórez. El Doctor Laredo Vega fue expedientado y expulsado de la Cruz Roja por “mal español”. Figuró como propuesto a expediente por los hechos de la Revolución de Octubre de 1934, pero no se le llegó a iniciar. En el expediente de depuración las enfermeras Guadalupe Cordero y Juana Alvarez declaran haberle visto en el Hospital durante la permanencia de las milicias republicanas. La Oficina de Investigación y Enlace le declaran comunista. Fue destituido con fecha efecto 19 de julio del 36. Se sabe que durante su permanencia en Valdediós alquiló una habitación con derecho a cocina en San Pedro de Ambás junto a su esposa e hijo. Por algún motivo no aparece en la relación de empleados del Hospital.

ROSA FLOREZ MARTINEZ: Enfermera Mayor del Hospital.
La Oficina de Información y Enlace la acusa de estar afiliada a la U.G.T. En Octubre de 1935 se le abre expediente por comentarios que efectúa sobre la Superiora y las Hermanas de la Caridad que declararon en el Consejo de Guerra contra Domingo González proponiendo el Juez Instructor la suspensión de empleo y sueldo durante un mes. En relación a los sucesos durante la Revolución de Octubre de 1934 la enfermera Maria Suarez declara que Rosa Florez salía del Centro por las noches en compañía de Sabina Fernández para recoger heridos al Pontón de Vaqueros y servir de enlace con los revolucionarios. En Septiembre de 1936 el Subdelegado Militar en el Psiquiátrico propone igualmente la suspensión de empleo y sueldo por un mes por negligencias, originar conatos de insubordinación en el personal subalterno y diversos comentarios. En expediente disciplinario abierto se la destituye con fecha efecto 23 de septiembre de 1936. Asegurando el Subdelegado Militar que al marchar los milicianos del Hospital ella marchó con ellos en dirección a Gijón. Figura en la relación de personal de Valdediós en calidad de enfermera.

LUZ ALVAREZ FLOREZ: No era de la plantilla de la Diputación. Ayudante de cocina. Hija de Rosa Flórez, se cree que era la novia de Urbano Menéndez y la más joven de las víctimas.
Tenía 19 años de edad y había vivido en Oviedo en Campo de los Reyes.

OLIVA FERNANDEZ VALLE: Enfermera del Hospital.
La Oficina de Información y Enlace la acusa de estar afiliada a la U.G.T. Fue destituida el cinco de Febrero de 1935 por expediente abierto con motivo de los sucesos en el Hospital durante la Revolución de Octubre del 34. Y es repuesta en su cargo el uno de Marzo de 1936. Estuvo prestando servicio durante la permanencia en el Hospital de los milicianos republicanos, marchando con ellos cuando se retiraron del mismo. Figuran en la relación de empleados de Valdediós y se afilió al Socorro Rojo, sección de Villaviciosa. Maripaz la recuerda como una de las víctimas.
Tenía 29 años de edad y era natural de Mieres.

PERSONAL QUE SE IGNORA SU PARADERO TRAS LOS INCIDENTES DE VALDEDIOS.

CLAUDIA ALONSO MOYANO
FELICIDAD ALVAREZ
DAVID CUEVA RODRIGUEZ
CASIMIRO GARCIA CORES
ANTONIO GONZALEZ
ANTOLIN GONZALEZ LOPEZ
CONSUELO IGLESIAS FERNANDEZ
MARIA TERESA MARTINEZ GONZALEZ
JULITA MENENDEZ ALVAREZ
SOLEDAD MENENDEZ PELLO
PILAR QUIROS MENENDEZ
MARINA SOLIS TUYA
MANUEL VALLINA PEREZ
FRANCISCA VAZQUEZ CANSECO

CLAUDIA ALONSO MOYANO, no era empleada de la Diputación.
El único dato del que contamos es que estaba afiliada al Sindicato
Sanitario de la C.N.T. En Gijón.

FELICIDAD ALVAREZ, No era empleada de la Diputación,
Era natural de Gijón, del barrio de Sotiello, y tenía 21 años de edad.
DAVID CUEVA RODRIGUEZ, No era empleado de la Diputación.

CASIMIRO GARCIA CORES, No era empleado de la Diputación.
Nacido el 13 de enero de 1913, estaba soltero y era natural de Gijón, aunque vivía en Oviedo en Campo los Patos.
Se alistó en la 3 Compañía del Batallón Asturias n† 8 en calidad de Miliciano junto con su hermano Luis. Pertenecían ambos a la C.N.T.
El 5 de Noviembre de 1936 es declarado inútil total y llega a Valdediós el 18 de Mayo de 1937.

ANTONIO GONZALEZ. Creemos pueda tratarse de Antonio González Rodríguez, afiliado al Sindicato de Sanidad de C.N.T. pero del que no disponemos de más datos.

ANTOLIN GONZÁLEZ LÓPEZ: No era de la plantilla de la Diputación, fue una de las incorporaciones al grupo. Por la coincidencia de nombre es posible que se trate de Antolín González López, natural de Castrillón, de 23 años y de profesión auxiliar de practicante, y con domicilio en Avilés.
Estuvo en el hospital de La Coruña hasta Enero de 1936.
Afiliado al Sindicato de Sanidad de U.G.T., este Sindicato pudo enviarlo en Mayo de 1937 al Hospital en calidad de enfermero, Pues hemos localizado un escrito de presentación del mismo de fecha 17 de dicho mes pero que no indica destino.
Figura en la relación de empleados de Valdediós.

CONSUELO IGLESIAS FERNANDEZ: Lavandera del Hospital.
En el expediente de destitución la Oficina de Información y Enlace la acusa de comunista. Se la destituye con fecha efecto 19 de Julio de 1936.
Se afilió al Socorro Rojo, sección de Villaviciosa.
Figura en la relación de empleados de Valdediós como plancha y costura.
Tenía 30 años de edad y era natural de Cangas del Narcea.

MARIA TERESA MARTINEZ GONZALEZ, No era empleada de la Diputación.
Era natural de Lugo de Llanera, de 37 años, soltera y afiliada al Sindicato de Sanidad de la C.N.T.
Llegó a Valdediós el 6 de Julio de 1937.

JULITA MENENDEZ ALVAREZ, no era empleada de la Diputación.
Únicamente sabemos de ella que se encontraba afiliada al Sindicato Sanitario de la C.N.T.
Tenía 30 años de edad y era natural de Avilés.

SOLEDAD MENENDEZ PELLO, no era empleada de la Diputación.
No hemos podido determinar aún su identidad.
Aunque en la lista del personal de Valdediós figura como Menéndez, era de apellido Méndez.

PILAR QUIROS MENENDEZ, enfermera.
No hemos podido localizar su expediente de la Diputación, pero si el correspondiente a un resumen de su biografía efectuada en Valdediós.
Tenía 50 años de edad, y procedía de Oviedo.
Afiliada a la U.G.T.

MARINA SOLIS TUYA, No era empleada de la Diputación.
Era de Gijón, soltera, y de 20 años.
Afiliada al Sindicato de Sanidad de la C.N.T., llegó a Valdediós el 6 de Julio de 1937, según señala ella misma en su biografía personal para el expediente.
Tenía 20 años de edad y era natural de Gijón.

MANUEL VALLINA PEREZ: No era de la plantilla de la Diputación. Vivía en Gijón, calle Corrida. Tenía 33 años, soltero, y estaba afiliado al Sindicato Sanitario de U.G.T. y anteriormente al de Oficios Vários también de U.G.T.
Llegó a Valdediós el 4 de Abril de 1937 después de desempeñar otros trabajos según cuenta en biografía efectuada en Agosto de 1937 para su expediente.
Figura afiliado también al Socorro Rojo, sección de Villaviciosa. Al igual que en la relación de personal de Valdediós.

FRANCISCA VAZQUEZ CANSECO: Ayudante de Cocina.
Fue detenida el 3 de Agosto de 1936, junto con otras compañeras, y puesta en libertad posteriormente, pero tanto de ella como de las otras personas, La Comisaría de Investigación y Vigilancia comunica a la Diputación que han de quedar suspendidas de empleo y sueldo hasta depurar sus responsabilidades individualmente. Ya fue destituida el 12 de febrero de 1935 acusada de participar en los hechos de la Revolución de Octubre de 1934. Reingresó posteriormente el 29 de febrero de 1936.
La Oficina de Información y Enlace la acusa de comunista. En el expediente de depuración es destituida con fecha efecto 5 de Agosto de 1936. Se afilió al Socorro Rojo, sección de Villaviciosa. Figura en la relación de empleados de Valdediós como cocinera.
Tenía 37 años y era de Oviedo, con domicilio en Campo de los Reyes.

PERSONAL DEL QUE DISPONEMOS DE NOTICIAS POSTERIORES A LOS SUCESOS DE VALDEDIOS.
RICARDO FANDIÑO
MAXIMINO MANUEL GONZALEZ GARCIA
DOMINGO GONZALEZ GONZALEZ
RICARDO FANDIÑO: Médico.

El 7 de Mayo de 1936 con motivo de la suspensión de empleo y sueldo del Dr. Pedro Quirós Isla, Jefe Clínico del Hospital . Se le designa para que con carácter interino preste los servicios encomendados al Dr. Quirós. Fandiño no comparece y no se posesiona del cargo. Si se presentó en cambio, según declaraciones de varias personas del personal del Hospital, durante los días en que el mismo estuvo en poder de los milicianos. Momento además en que se presentaron al parecer algunos familiares de enfermos internados para llevárselos. Cuando se retiraron de La Cadellada llevó a parte de los enfermos y parte del personal y dirigió el Hospital de Valdediós.

En el expediente que se le abre la Oficina de Investigación y Enlace informa que es de filiación comunista y que se encuentra en Gijón como Capitán de Asalto. La Comisaría de Investigación y Vigilancia da cuenta de que ..."en el año 1934 perteneció al Partido Republicano Radical Socialista. Y en el 37 al Partido de Izquierda Republicana, siendo admirador además del Sr. Azaña".

Se le destituye con fecha efecto 19 de Julio de 1936.
Estaba afiliado a la C.N.T.-Sindicato Unico de Sanidad de Gijón.
Fue nombrado Capitán Médico Inspector con fecha 15 de Noviembre de 1936 hasta el 20 de Octubre de 1937 siendo evacuado a Cataluña para continuar la lucha desde allí.

MAXIMINO MANUEL GONZALEZ GARCIA: Practicante del Hospital.
Tomó parte activa en los sucesos acaecidos en el Hospital con motivo de la Revolución de Octubre de 1934, por los que estuvo detenido en la Cárcel Modelo de Oviedo y a resultas del Consejo de Guerra que se le formó se le condenó a quince años de reclusión.
Se incorporó al Psiquiátrico al quedar libre con motivo de la amnistía después de las elecciones de Febrero de 1936.
Dejó de asistir al Hospital desde el 19 de Julio de 1936, y durante el expediente de depuración varias personas del personal declaran
que durante el tiempo de permanencia en el Hospital de los Milicianos habían visto en el mismo a Maximino Manuel, entre otros. Es destituido con fecha efecto del 19 de Julio del 36.
Se afilia también al Socorro Rojo, sección de Villaviciosa. Y en enero de 1937 solicita su alta en el Sindicato de Sanidad de U.G.T..
Figura en la relación de empleados de Valdediós.
Con fecha 18 de Noviembre de 1938 el Dr. Ricardo Fandiño le firma un certificado en Barcelona en el que indica que además de ejercer en el Psiquiátrico, atendía la Clínica Militar situada en San Esteban de las Cruces hasta su evacuación.

DOMINGO GONZALEZ GONZALEZ: Conserje del Hospital.
Natural de Valverde (León), de 57 años.
Se la acusa de estar afiliado a la Agrupación Socialista de Oviedo.
Intervino en los sucesos de la Revolución de Octubre del 34, por los que fue sometido a Consejo de Guerra y se le condenó a 20 años de prisión. Se incorporó al Psiquiátrico tras quedar libre con motivo de la amnistía decretada por el triunfo en las elecciones de Febrero de 1936 del Frente Popular.
Dejó de asistir al Hospital desde el 19 de julio del 36, fecha desde la que es destituido en el expediente abierto por la Diputación Provincial.
Figura en la relación de empleados de Valdediós con las mismas funciones de Conserje. Y en la filiación al Socorro Rojo, sección de Villaviciosa.
En una biografía manuscrita para el Psiquiátrico y de fecha 15 de agosto de 1937 declara estar afiliado a la Agrupación Socialista de Mieres desde 1902, desplegando una intensa actividad política y sindical. En setiembre de 1910 colabora con Manuel Llaneza para la organización del Sindicato Minero Asturiano de la U.G.T..
Hubo de emigrar a Francia en 1922 tras la huelga de dicho año donde perteneció al Partido Socialista Francés volviendo a España en 1932.
Con fecha 4 de Septiembre de 1937 solicita pasaporte de evacuación para él y seis familiares más. Mari Paz asegura que efectivamente no estaban ya cuando se presentaron las tropas en Valdediós.

BIBLIOGRAFIA Y DOCUMENTACION CONSULTADA- Fondos de los siguientes Archivos.
- Archivo Histórico Provincial de Asturias
- Archivo General Militar de Avila, sección Brigadas Navarras
- Archivo General Militar de Salamanca, sección Guerra Civil
- Archivo General Militar de Segovia
- Fondos de la Fundación José Barreiro correspondientes a José Mata
- Folletos del Ateneo Obrero de Gijón. Cuadernos de Historia
- Artículos de La Nueva España sobre Valdediós publicados por Eduardo Garcia y Victor L. Álvarez.
- Historia de Asturias, editada por Silverio Cañada. Artículos de D.Javier Rodríguez Muñoz.
- Monografías de la Guerra Civil Española de Martínez Bande.
- Mil días de fuego, de Jose M Gárate.
- Guerra Civil-Frente de Asturias, de Javier Nagore.
- La Libertad es un bien muy preciado, de M.Laruelo


Pedro de la Rubia y José Antonio Landera
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH - Asturias)


Fuente: La memoria de los nuestros.

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domingo, septiembre 09, 2007

La plataforma de alianza


Hemos llegado al aspecto más delicado del problema. Lo primero que conviene dejar sentado es que ninguna de las bases doctrinales específicas de cada movimiento pueden servir de plataforma a la unidad. La conjunción buscada es una imposición táctica de circunstancias excepcionales a las cuales hay que sacrificar particularismos teóricos inflexibles. Si cada tendencia se empeñare en mantener su propia declaración de principios como molde obligado de la alianza, ésta sería prácticamente imposible. Hay que buscar, pues, un terreno neutral para el pacto. Cierto que este terreno ha de ser tan firme que pueda resistir sin resquebrajarse el peso y las consecuencias de la unidad.

El acuerdo de carácter táctico es el que ofrece menos dificultades, ya que todos los sectores coinciden en apreciar la gravedad de las actuales circunstancias, y sólo habría que discutir y concretar detalles de modo y oportunidad.

Donde surgen escollos no tan fáciles de orillar es en la orientación a seguir después del hecho anecdótico. Largo Caballero habla de “la conquista íntegra del poder público”; los comunistas quieren la implantación de la “dictadura del proletariado”, y los anarcosindicalistas aspiran a instaurar el “comunismo libertario”, utilizando como células esenciales el municipio rural y la organización obrera industrial. Aquí los términos difieren bastante entre sí, siendo de notar que mientras socialistas y comunistas resumen su programa en consignas exclusivamente tácticas, representadas por las figuras políticas “poder público” y “dictaduras”, los anarcosindicalistas ofrecen en el suyo un sistema social peculiar y completo.

De estos tres puntos de vista hay que quitar todo lo que mutuamente tengan de refractario e incompatible. Sólo así se podrá hallar la necesaria línea de convergencia, de cuyo logro y mantenimiento depende el triunfo permanente y ascendente de una revolución proletaria.

Desde luego, hay que desechar las fórmulas “conquista del poder público” y “dictadura del proletariado”, por ser características demasiado parciales y enunciados insuficientes del contenido práctico de una revolución social. El proletariado español desconfía hoy mucho, y con razón, de los simples trueques de poderes. Después de la experiencia de 1931, exige que el fruto de su lucha se traduzca en transformaciones más tangibles, positivas y profundas.



Democracia obrera revolucionaria.

Puesto que en el fondo, y según reconocimiento explícito de sus principales teóricos, también los socialistas y comunistas aspiran, como última etapa de su desarrollo, a un régimen de convivencia sin clases ni Estado, una de las bases de la alianza deberá estipular el avance en este sentido hasta donde sea posible. Es decir, que con el nuevo orden social no han de crearse órganos coercitivos a la ligera y por el capricho de ajustarse al recetario artificioso de una tendencia, sino sólo los resortes estrictamente indispensables para el encauzamiento eficaz de la labor revolucionaria. Todo el engranaje gubernamental y represivo del viejo sistema debe desaparecer sin dejar raíz. Para aplastar al enemigo de clase no se precisa implantar una dictadura crónica, sino usar adecuadamente de la “violencia revolucionaria” que preconizaba Bakunin para el período de transición.

El burocratismo y el bonapartismo, amenazas latentes de toda revolución, se evitan poniendo la revolución en manos del pueblo laborioso, suscitando la emulación de las grande multitudes para defenderla y fecundarla.

Comoquiera que ninguna de las tendencias puede considerar defendible la tesis oligárquica de gobernar por encima de la voluntad de las masas proletarias, es lógico suponer que todas ellas han de mostrarse dispuestas a servir y acatar dicha voluntad como instancia suprema con lo cual desembocamos en una fórmula que creemos aceptable para todos: la democracia obrera revolucionaria. Esta base corresponde aproximadamente a la que en Baviera tuvo la República de los consejos obreros en 1919, en la cual, hasta el socialdemócrata Noske la ahogó en sangre, fue posible la colaboración de socialistas de izquierda, Ernst Toller; comunistas, como Eugen Levine, y anarquistas, como Landauer y Mühsen. La democracia obrera revolucionaria es una gestión social directa del proletariado, un freno seguro contra las dictaduras de partido y una garantía para el desarrollo de las fuerzas y empresas de la revolución .

En las actuales previsiones teóricas de los partidos socialista y comunista se está concediendo una importancia excesiva al papel del instrumento político en el proceso revolucionario. Resulta curiosa esta actitud de los partidarios oficiales del materialismo histórico, que debieran ver en la influenciación de la economía la piedra de toque de toda transformación social efectiva. Nosotros, a pesar del mote de utópicos que se nos suele adjudicar, creemos que el afianzamiento de la revolución depende, sobre todo, de la articulación rápida y racional de su economía. De ahí que nos parezca insuficiente una simple consigna de orden político para abarcar los problemas fundamentales de una revolución. Lo que hay que enfocar como esencial es la socialización de los medios de producción y la formidable labor de acoplamiento y organización que comporta el levantamiento de una economía de nueva planta. Y esto no puede ser obra de un poder político central, sino de las entidades sindicales y comunales, que, como representación inmediata y directa de los productores, son en sus respectivas zonas los pilares naturales del orden nuevo. Interesa recalcar de antemano que, aun subordinándose a un plan general técnico, la dirección de las funciones económicas, tanto en el orden local como en el nacional, corresponde a las colectividades obreras de las respectivas especialidades. Así, la revolución descansará sobre una red de células vivientes e idóneas, que impulsarán con entusiasmo y competencia la construcción del socialismo integral.



Líneas directrices.

Sería demasiado pretencioso querer prever y examinar una por una las muchas cuestiones que en el curso de una revolución han de surgir, y arbitrar para todas ellas soluciones apriorísticas. Lo que más importa es fijar desde ahora las líneas directrices de orden general que pueden servir de plataforma a la alianza, y de norma combativa y constructiva a las fuerzas unidas. A nuestro juicio, deben destacarse los siguientes puntos:

Primero. Acuerdo sobre un plan táctico inequívocamente revolucionario, que excluyendo en absoluto toda política de colaboración con el régimen burgués, tienda a derribar éste con una rapidez no limitada más que por exigencias de carácter estratégico.

Segundo. Aceptación de la democracia obrera revolucionaria, es decir, de la voluntad mayoritaria del proletariado, como común denominador y factor determinante del nuevo orden de cosas.

Tercero. Socialización inmediata de los elementos de producción, transporte, conmutación, alojamiento y finanza; reintegro de los parados al proceso productivo; orientación de la economía en el sentido de intensificar el rendimiento y elevar todo lo posible el nivel de vida del pueblo trabajador; implantación de un sistema de distribución rigurosamente equitativo; los productos dejan de ser mercancías para convertirse en bienes sociales; el trabajo es, en lo sucesivo, una actividad abierta a todo el mundo y de la emanan todos los derechos.

Cuarto. Las organizaciones municipales e industriales, federadas por ramas de actividad y confederas nacionalmente, cuidarán del mantenimiento del principio de unidad en la estructuración de la economía.

Quinto. Todo órgano ejecutivo necesario para atender a otras actividades que las económicas estará controlado y será elegible y revocable por el pueblo. Estas bases son mucho más que una consigna. Representan un programa, que recoge sintéticamente las realizaciones susceptibles de dar médula social a una revolución. Además de ser un cartel expresivo de las aspiraciones esenciales del movimiento obrero, constituyen un punto de coincidencia en lo fundamental para todas las tendencias.

De cualquier manera, con éstas o con otras bases, consideramos necesario establecer un acuerdo previo sobre los primeros pasos de la revolución. Con el compromiso solemne, claro está, de respetarlo íntegramente. Porque si para derrotar a un régimen enemigo es indispensable la unión de las fuerzas proletarias, lo es mucho más para asegurar el fruto del triunfo revolucionario y vencer las dificultades que puedan acumularse en el período inicial. La ruptura de hostilidades entre las diferentes tendencias en este período pondría en serio peligro la vida de la revolución. En interés de la clase trabajadora hay que hacer imposible tal eventualidad.



Palabras finales.

Cuanto queda dicho escandalizará acaso a los aficionados a cabalgar sobre purismos teóricos. Quizá se nos tache de herejes por no pagar tributo a rigideces dogmáticas en boga. No nos importa. Al emitir nuestra opinión sobre el importantísimo problema de la unidad hemos sido sinceros con nosotros mismos. Hemos visto la realidad sin las gafas ahumadas de preocupaciones y convencionalismos doctrinales. Se trata de una revolución y no de una discusión doctoral sobre tal o cual principio. Los principios no deben ser mandamientos de la ley, sino fórmulas ágiles para captar y moldear la realidad.

¿Garantiza nuestra plataforma de alianza el comunismo libertario integral para el día siguiente de la revolución? Evidentemente, no. Pero lo que sí garantiza es la derrota del capitalismo y su soporte político, el fascismo; lo que sí garantiza es un régimen de democracia proletaria sin explotación ni privilegios de clase y con una gran puerta de acceso a la sociedad plenamente libertaria. Todo esto nos parece más positivo que la metafísica pura y las teorías de monopolio y milagrerismo revolucionario.

La franqueza no es delito.

Valeriano Orobón Fernández


Publicado en: La Tierra, enero de 1934.
Fuente: Foro de "A las barricadas".

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